Durante este tiempo, hemos estado trabajando con una persona extranjera del sur-este Mediterráneo, y la cual se vino a vivir a esta zona debido a sus encantos. Por ello, hemos realizado un proyecto que consiste en diseñar el lugar donde se cumple el Sueño Mediterráneo de José María, mi anfitrión.
Se trata de un proceso iterativo con retroalimentación de diversos escenarios de causa-efecto, compuestos por diferentes elementos, todos ellos motivo de análisis.
El objeto del trabajo es diseñar la playa idealizada del sueño Mediterráneo de mi anfitrión José María.
Después de profundizar introspectivamente con el anfitrión, llegamos a la conclusión de que la playa idealizada del sueño Mediterráneo consiste en un rincón tranquilo, de aguas calmadas y limpias, con arena fina, donde poder relajarte, leer o poder pasear con su perro.
Esta breve descripción conlleva múltiples y variados objetos que deben ser motivo de análisis.
De manera implícita nos refleja los requisitos del anfitrión. Con rincón tranquilo entendemos que lo le gustan las grandes superficies. Con aguas calmadas y limpias, nos dice que valora el oleaje suave frente a las olas rompientes. No le gustan los elementos exógenos que las corrientes aportar de materiales del mar adentro. Con arena fina, relax y disfrute con su perro podemos entender que busca superficies donde se potencia eso aspectos que tanto valora, realizándolos sobre una superficie de arena.
Estos tres requisitos están internamente interrelacionados, y con similar ponderación.
Nuestro trabajo consistes en:
Dada una realidad, La Calita, con sus características innatas en cuanto al oleaje, orografía, superficie de arena y roca, zonas de contaminación por aporte de elementos exógenos aportados por el mar y depositados en la playa, vegetación, zonas para recreo, baño, zonas de paseo…
Definimos nuestras oportunidades de intervención sobre aquello aspectos que influyen y condicionan, para adecuar la realidad existente, a la nueva realidad donde se favorezcan y potencien los requisitos de nuestro anfitrión.
Los aspectos a considerar se engloban en tres grupos. El primero de ellos los materiales, con el mar, la arena, vegetación… Es segundo de ellos los movimientos, donde se engloban las corrientes marinas y derivadas de la actividad humana, sobre todo relativas al descanso y disfrute del entorno. Y por último las relacionadas con sentir el clima, como la variedad cromática o los diferentes sonidos que se producen.
Dentro de cada uno de los tres aspectos, existen más elementos que pueden ser motivo de consideración, pero entendemos que los principales, aquellos que influyen más directamente con la consecución de los requisitos, son los reflejados anteriormente.
Respecto a los materiales.
Mar. Valora la limpieza y transparencia del agua.
Arena. Busca arena fina y limpia, sin resto ni aportes exógenos, donde sea agradable relajarse, leer o pasear con su perro.
Vegetación: Sea un entorno agradable, con plantas de porte elevado que generen sombras y formando islas vegetales dentro de la playa que confiera n introspección e intimidad.


Respecto a los movimientos.
Corrientes marinas. La orografía de la costa, junto con las corrientes naturales existentes confecciona una realidad donde dista mucho de los requisitos del anfitrión. Debemos trabajar sobre el mar para mitigar o anular aquellos aspectos que nos alejan de la realidad buscada.
Para conseguir una lámina de agua calmada debemos interceptar las corrientes marinas con el fin de disminuir la energía natural. Ello se consigue con la construcción de dos diques, uno emergente ubicado en la zona de levante. Este protege a la calita de las corrientes litorales paralelas a la costa, así como intercepta y desvía los materiales no deseados, arrastrados por dicha corriente.
Es segundo dique, el sumergido, se ubica paralelo a la línea de costa. Con este dique se consigue laminar la energía del oleaje, resultando olas de mucho menos tamaño. Por otro lado evita el aporte de algas a la playa.
Con esta actuación combinada se consigue aguas tranquilas y limpias, sin aporte de algas u otros elementos transportados por el mar, y playas limpias.

Derivadas de la actividad humana. Entre todas ellas se determina que la que deber ser motivo de análisis, aquella que tiene mayor ponderación por nuestro anfitrión es la relativa del descanso y disfrute del entorno.
Debemos influir y actuar generando superficies donde dichas sensaciones puedan realizarse maximizando sus efectos.
Para ello establecemos en la playa una zonificación siguiendo el criterio por el binomio uso-sensación.
Se establecen unas zonas determinadas donde se prevé un uso dado con el fin de maximizar la sensación prevista.
Así hay zonas para la introspección y descanso, donde la arena es de textura fina y suelta. También hay zonas que propician la actividad de lectura, donde la arena es más compacta que en el caso anterior.
También hay dos zonas destinadas al paseo de perros con diferente compacidad entre ellas, correspondiéndose la zona de mayor actividad con la menos compacta. En todas ellas el grano es fino y silíceo. Y el motivo lo encontramos en su resistencia a la abrasión, la arena silícea es más resistente que la caliza a los efectos del desgaste natural y variaciones térmicas.
Además, desde la perspectiva del confort, la arena silícea no se pega a la piel, es más fácil de limpiar, tiene menos porosidad, luego se humedece con mayor dificultad.
Respecto a sentir el clima, el factor considerado es la variedad cromática.
Por ello hemos profundizado en la psicología del color. La finalidad es potenciar los sentimientos y sensaciones de tranquilidad, bienestar.
En este sentido, y volviendo a la zonificación anteriormente reseñada, utilizamos arena coloreada para seguir el uno previsto, y maximizar la sensación predeterminada.
Así, bordeamos la línea de costa utilizando arena blanca, dando así potencialidad a la sensación de pureza, claridad y máxima limpieza.
En el resto de zonas el color utilizado va en función del uso previsto. En este sentido, en la zona destinada a un mayor descanso la arena es de un color morado, ya que este color invita a la introspección, intuición y espiritualidad.
Para la zona destinada a la lectura utilizamos un tono de arena crema, el cual invita a la calma, tranquilidad y comodidad. Y por último a la zona destinada al paseo de los perros, utilizamos los tonos amarillentos y anaranjado, que son tonos cálidos que favorecen al optimismo e impulsividad.