Archivo del Autor: Ester Gisbert Alemany

Rehabitar el sureste: un curso de Proyectos en la Universidad de Alicante

Los pasados 4 meses  hemos estado trabajando en la Universidad de Alicante con 30 alumnos que comienzan sus estudios de Arquitectura y con 30 migrantes de estilo de vida para, aprendiendo de sus formas de habitar, tener una experiencia de construcción participante en y con su mundo. El curso se ha llamado “Rehabitar el Sureste” y lo comenzamos con un mapa de naciones deformado que hace evidente algo que sospechamos en el día a día: el sureste es una metropolis transnacional. Y para comprobarlo fuimos a los orígenes del fenómeno visitando la exposición sobre los Lambert y sus lugares: París i Xàbia.

P2_excursion_lambertAllí comprobamos que el lifestyle migrant, o turista residencial, lleva ya casi un siglo reinventando el sureste para convertirlo en su arcadia particular. De hecho podría decirse que ellos son los que se han construido el sureste como un lugar donde vivir. Antes de que empezaran a hacerlo era un lugar donde cultivar, pescar, pero no un lugar especializado en “residirse”. En este caso el refrán en realidad debería decir “de fora vindran i la casa ens faran”.

El curso tendrá una segunda parte que comienza en febrero en la que indagaremos más sobre cómo se construye este sueño mediterráneo. Por ahora, estos 4 meses han servido para hacernos con la metodología del diseño o construcción participante y, sobre todo, para tomar inercia porque Proyectos Arquitectónicos es una materia propositiva. Y por ello, como los emprendedores reflexivos, necesitábamos primero ponernos en marcha, de forma que las reflexiones sobre las formas de habitar el territorio vengan para informar y redirigir lo que hacemos, en una conversación dinámica.

P2_14_anfitriones

Basándonos en un texto de O’Reilly llamado “Hosts and guests, guests and hosts: British residential tourism in the Costa del Sol” cada alumno ha trabajado con un migrante residencial que ha sido el anfitrión de su propia forma de habitar. Gracias a ellos, han descubierto los materiales del que está hecho su mundo y han intentado participar en los procesos que los conforman. Han rediseñado activamente su cuerpo para aprender las habilidades que hacen su forma de estar en el mundo. Han construido los dispositivos que les permitieran percibir el medio ambiente que les rodea, aislándolo para comprender todo su alcance. También han descubierto e intentado participar de los ritmos de actividades que se entrecruzan en su vida. Y, finalmente, han realizado todo un ejercicio de diseño y construcción como el que fuimos a visitar en la exposición de los Lambert: construir desde cero y con sus nuevas habilidades un aspecto del mundo de su anfitrión de forma que un visitante a la exposición pudiera experimentarlo hasta sus últimas consecuencias.

Podéis ver los trabajos con más detalle en cada uno de los blogs de los alumnos a los que se puede acceder desde la página del curso. Veréis que el trabajo y, sobre todo, la evolución desde las primeras semanas es impresionante. Desde aquí repetir la enhorabuena a todos los alumnos del curso.

Repasando el trabajo hecho durante el curso me he alegrado de algunos logros pedagógicos, metodológicos y disciplinares, que resumo a continuación enlazando sólo unos pocos trabajos y dejándome muchos muy interesantes:

R_P2_2014_Expo_1Para empezar, casi hemos conseguido que el aula sea un espacio satélite de entre los espacios de trabajo de los alumnos y un lugar de conversación para la construcción de conocimiento. Saber qué demonios es el aula es uno de los caballos de batalla de la formación en arquitectura. Tanto como saber qué es el estudio lo es de la profesión de arquitecto. La escuela de Alicante tiene una larga tradición en intentar superar la tensión de llevar el estudio-taller a la universidad y en usar el aula como lugar de producción de subjetividad más allá  de la producción de profesionales habilitados  (ver Nieto, 2012) Siguiendo con este sistema de prácticas, en nuestro grupo el aula ha funcionado alternativamente como feria de muestras y sala común de un espacio de coworking. Gracias a la estructura de los enunciados, primero se hacía y luego se rehacía a partir de una reflexión práctica colectiva que se comenzaba en clase después de que los alumnos revisaran activamente (evaluando) los trabajos de unos y otros. Así, aunque los trabajos fueran individuales, todo el mundo sabía qué estaba haciendo el otro. Algo que se reforzaba con la entrega a través del blog personal del alumno. Además, en el último trabajo convertimos la escasez e incomodidad del espacio del aula que, como dice Enrique Nieto no es el lugar propicio para el aprendizaje (2012. p:477),  en un reto colectivo tan potente como construir un espacio expositivo a pesar de las anacrónicas mesas de dibujo.

Como ya intentamos el curso anterior, el objetivo es descartar esa idea por la que lo que ocurre en el aula es un simulacro de la vida profesional fuera de la universidad, pues lo que nos ocurre mientas aprendemos es bien real. Así, con los alumnos en el centro de su propia experiencia formativa, el aula es uno de tantos lugares donde este crecimiento tiene lugar. Que son los lugares donde el alumno se mueve, donde entra en acción. Por eso, el aula ha funcionado como un “refugio” donde compartir lo aprendido para reflexionar sobre ello y, alternativamente, donde cargarse las pilas para volver a entrar en acción.

Además durante estos 4 meses ha habido una gran evolución en la forma de trabajo. Pasar de enunciar ideas y posibilidades a disfrutar de la maravillosa experiencia de descubrir cosas mientras se trabaja en algo. Es el caso de  Amalia que descubría asombrosos fenómenos físicos entre imanes y virutas de metal, Juan que descubría unos pequeños e inesperados habitantes en el taller de un bricoleur, Alejandra con los procesos de generación de formas y el microscopio, y Juan Ramón con los procedures de la mecánica que le llevan a ver incluso el mundo natural de forma mecánica. Lo importante de estas situaciones es que es imposible que se hubieran enunciado de antemano. Estas oportunidades de proyecto han surgido en el propio trabajo creativo.

El gran logro del curso ha sido la capacidad que han desarrollado los alumnos para concretar en situaciones materiales, físicas, reales, sus intuiciones y trabajar más allá de simbolismos y enunciados de ideas o representaciones abstractas poco construidas. Ha ocurrido en todos los trabajos pero un buen ejemplo, por la dificultad que suponía, es el caso de Mercedes que trabajaba con Mile, una abogada especializada en inmigración, y sus formas de hacerse atender por sus clientes. Con referencias como la tecnología de eye-tracking ha conseguido construir su propia metodología para mapear hacia dónde se va la atención en el entorno de su anfitriona y reconstruirlo acorde a su voluntad. Curiosamente así las construcciones mentales eran mucho más poderosas y sutiles que cuando intentaban partir de simbolismos. También es representativo el caso de Miguel, que en una instalación muy sencilla, Reuma a pedales, conseguía que experimentaras el dolor de rodilla que a su anfitrión, Jimmy,  le produce una de sus actividades favoritas en el sureste: ir en bici por la playa. Las dos articulaciones de madera no pedalean igual de bien, en una de ellas la madera hinchada por la humedad produce esa misma tiricia del dolor articular.

Por último, hemos avanzado un poco más en el desarollo de otra forma de entender el diseño y la construcción del entorno. Que es con la que paralelamente trabajamos en aRRsa! y que está basada en la antropología del diseño de Ingold. Lo que yo llamo diseño o construcción participante.  Enrique Nieto me decía que si en las Escuelas de Beux Arts la arquitectura se “componía”, en la escuelas modernas se “proyectaba”. Ahora se habla de “ensamblar” en los estudios de ciencia y tecnología y cada vez más en urbanismo. En esta otra actividad se haría lo que Ingold llama “corresponder“.

Al principio de curso los alumnos querían resolver problemas con su arquitectura, en cambio con el paso de las semanas aprendían a encontrar sus líneas propias de interés y trabajar en ellas, y ambos movimientos ocurrían en sincronía y durante la participación activa en el mundo de su anfitrión. La relación con el otro les abre mundos activos donde están ocurriendo procesos de construcción del entorno donde ellos pueden tener también un papel pero para ello necesitan desarrollar herramientas de trabajo que les permitan entrar en ese entorno activo. Herramientas técnicas, sociales, gráficas, audiovisuales, las que sean necesarias.Marina_Perals_Una_perspectiva_por_todo_lo_alto Durante el curso hemos asistido a momentos mágicos en este sentido. Como en el caso de Marina (lamentablemente no ha subido todo al blog) que ha trabajado con Nick, instructor de vuelos en parapente, en un entorno en el que no se deja nada al azar, donde el diseño está aparentemente cerrado porque su modificación se realiza dentro de unos (esta vez sí) ensamblados de amateurs, instituciones, empresas, etc no directamente accesibles al recién llegado. Por eso a Marina le costaba corresponder con ese mundo, sin embargo en el último la relación con todas esas personas le ha servido para atreverse a construir algo impensable a priori: la experiencia de volar.

En el próximo semestre vamos a profundizar en este desarrollo de herramientas de trabajo en el entorno construido. Por un lado trayendo al aula los procesos de trabajo de arquitectos, artistas y diseñadores conocidos. De esta manera pretendo que los alumnos pasen del desengaño,  pues así es como han descrito en alguna conversación que hacer arquitectura no sea sólo “dibujar casas” al descubrimiento de que la arquitectura que se admira en la disciplina está hecha a partir de muchos procesos dispares. Por otro lado, me gustaría que ese descubrir herramientas desde la disciplina siguiera contrastándose con el dejarse enseñar por el mundo que hemos trabajado. Para ello, vamos a profundizar en las propuestas de la correspondencia. Así cada semana los alumnos podrán ir incorporándose mejor a los procesos de construcción del entorno que tienen en marcha las comunidades a las que pertenecen sus anfitriones. Una construcción participante que vamos a resumir en cuatro movimientos que iremos repitiendo: seguir los materiales, aprender los movimientos, sentir el clima y dibujar las líneas. El dibujo será en este caso un reto colectivo donde aparezcan esas controversias entre comunidades que se encarnan en el territorio. Unos dibujos que nos cuenten nuevos relatos de cómo rehabitar el sureste para vivir el sueño mediterráneo.

El diseño de ambientes para la vida

ambientes_vida_tim_ingoldEn 2012 Tim Ingold realizó una visita a Uruguay y Brasil donde dictó unas conferencias y seminarios que fueron compilados en el libro “Ambientes para la vida”. En ese momento Ingold acababa de publicar su libro Being Alive que recoge su trabajo desde el 2000 al 2011. Durante ese tiempo llevó a cabo varios proyectos de investigación relacionados directamente con el diseño y la arquitectura que han continuado con una crítica a la teoría hilemórfica por la que la creación de cosas se entiende como una imposición de formas creadas en la mente sobre la materia. Ingold realiza este trabajo sobre el diseño desde la antropología proponiendo una nueva forma de relación entre ambas disciplinas. Hasta ahora la antropología ha tomado la creación como algo que diferencia al ser humano (homo faber) lo cual lleva a una antropología del diseño. La antropología también ha abordado el diseño a través de la etnografía, describiendo los modos de hacer de los que se entienden como diseñadores, lo que lleva a la antropología como el diseño o para el diseño.

En cambio, en un capítulo del libro Design Anthropology Ingold propone una antropología por medio de el diseño que “como las vidas que sigue, sería inherentemente experimental e improvisatoria y su objetivo sería enriquecer esas vidas al mismo tiempo que las hace más sostenibles”. Precisamente lo que deberíamos buscar en la reconstrucción del entorno. Es por ello que nos apuntaríamos a esa nueva disciplina que Ingold ha tratado de definir en sus clases en Aberdeen que se encuentra en la intersección del arte, la arquitectura la antropología y el diseño. En la primera de las conferencias en latinoamérica Ingold la introducía así:

Diseñar es darle forma al futuro del mundo en que vivimos. Sin embargo, por muchos motivos, esto parece una empresa desesperanzadora fundada en los fracasos de nuestros predecesores. Si ellos hubieran triunfado en darle forma a nuestro futuro, entonces no tendríamos más que seguir la línea de sus disposiciones. De la misma manera, si nosotros tuviéramos éxito en darle forma al futuro de nuestros sucesores, ellos se volverían meros usuarios, limitados a la implementación de designios a hechos para ellos. Los diseños, parece ser, deben fracasar, si cada generación habrá de contar con la oportunidad de mirar hacia el futuro y llamarlo suyo propio. De hecho, la historia del diseño puede ser entendida como el registro acumulativo de intentos humanos concertados para poner fin a esta oportunidad: una interminable serie de respuestas finales, que visto en retrospectiva, ninguna se convirtió en la última después de todo. O para adaptar una máxima del estudioso de la arquitectura Stewart Brand: todos los diseños son predicciones; todas las predicciones están equivocadas (Brand, 1994: 75).

Esto no suena como una buena fórmula para un vivir sustentable. La sustentabilidad no tiene que ver con proyecciones y objetivos, o alcanzar un estado estacionario. Se trata de mantener la vida andando. A pesar de esto, el diseño parece inclinarse a frenar la vida, a través de especificar momentos de consumación cuando las formas de las cosas se ajustan a lo que inicialmente se pretendía de ellas. “La forma es el final, la muerte” insistía el artista paul Klee en sus cuadernos de nota, “dar-forma es movimiento, acción. Dar-forma es vida” (Klee, 1973:269). Poniéndole límites a las cosas, como insinúa Klee, ¿no las estamos matando? Si el diseño brinda predictibilidad y clausura un proceso de vida que es de final abierto e improvisado, entonces, ¿no es el diseño la verdadera antítesis de la vida? ¿Cómo, siguiendo el ejemplo de Klee, podríamos cambiar el énfasis en el diseño, de la forma a dar-forma? En otras palabras, ¿cómo podemos pensar el diseño como parte de un proceso de vida, cuya característica principal no es que está orientado hacia un objetivo predeterminado, sino que sigue su curso?.

En esta presentación convoco a ese repensar. Quiero plantear que el diseño, lejos de ser exclusivo coto de una clase profesional de expertos encargados de producir los futuros a ser consumidos por el resto de nosotros, es un aspecto de todo lo que hacemos en la medida que nuestras acciones son guiadas por esperanzas, sueños y promesas. Esto quiere decir que, más que poner los parámetros para nuestra habitación [habitation] de la tierra, el diseño es parte integral del propio proceso de habitar [dwelling]. Por la misma razón, el diseño refiere a la continua creación de los tipos de ambientes en los cuales el habitar puede ocurrir. Esto es lo que entiendo por diseñar ambientes para la vida. Mi meta, entonces, es llegar a una especie de manifiesto para esta idea de diseño. Para empezar, sin embargo, es necesario aclarar una cierta confusión concerniente a lo que queremos significar con el término “ambiente”, y es a esto a lo que me dedicaré primero.

Arquitectos haciendo cosas

Una pequeña colección de fotos de arquitectos en el trabajo. Por ahora, algunos de los que están en nuestra librería, espero ampliar ¿Alguna sugerencia?

renzo_piano_at_work

Luigi Nono, Massimo Cacciari and Renzo Piano trabajando en la escenografía de Prometeo. De aquí.

le_corbusier_picasso

Le Corbusier explicándole a Picasso y otros amigos las obras de Unidad de Habitación de Marsella. De aquí.

lina_bo_bardi_visita_de_obra

Lina Bo Bardi visitando la obra del MASP en Brasil. De aquí.

Yona_Friedman_Iconostase_gribouilli_Jean_Baptiste_Decavele

Yona Friedman, ya mayor, haciendo uno de sus modelos estructurales. De aquí.

samuel_mockbee_con_sus_alumnos_rural_studio

Samuel Mockbee descansando con sus alumnos del Rural Studio. De aquí.

Guastavino_BPL_Construction

Guastavino probando in situ uno de los arcos de la Biblioteca de Boston. De aquí.

Jaque_charla_princeton

Andrés Jaque charlando sobre lo ordinario en Princeton. De aquí.

Olafur_Eliasson_rainbow_panorama

Olafur Eliasson haciendo pruebas para su instalación Rainbow Panorama. De aquí.

Kazuyo_Sejima

Kazuyo Sejima trabajando con maquetas y discutiendo con Ryue Nishizawa y otro miembro de su equipo de diseño. De aquí.

Aterlier-Bow-Wow-drawing

Yoshiharu Tsukamoto and Momoyo Kajiima y sus ¿alumnos? haciendo pública y colectivamente uno de los dibujos de su libro. De aquí.

teddy_cruz

Teddy Cruz hablando en un encuentro social sobre los problemas en la frontera mexicana. De aquí.

Andrea_Branzi

Andrea Branzi trasteando con materiales plásticos. De aquí.

usman_haque

Usman Haque ¿programando? con su ordenador. De aquí.

El efecto Lambert o cómo aprender de los migrantes a construir un hogar

Lambert i Xabia, catálogo MuvimEl viernes pasado fuimos de excursión a Xàbia a ver la exposición itinerante “Els Lambert i Xàbia. 1920-2014″, que ya ha pasado por el Mubag de Alicante y el Muvim de Valencia. Yo vi la segunda y ahora tenía mucha curiosidad por verla en Xàbia y contrastar la vida de André Lambert, uno de los primeros turistas que se quedaron a vivir, con las de los miles que ahora residen en esa zona tan turística.

Como todos ellos intentan ahora, André Lambert y su mujer, Raquel, construyeron su arcadia cerca del Portixol, en la Cala Blanca, un lugar recóndito por entonces, que llegó a llamarse “Cala del Francés” (pues eran suizos franceses). En su búsqueda de lo auténtico hicieron la primera operación de reconstrucción del paisaje en la zona, repoblándola de pinos y construyendo su Domus Lambertina, según la tipología arquitectónica del lugar y con tanto detalle como cualquiera de sus obras de ilustración. Lo interesante es que esta tipología aún no se había definido como tal en aquella época, fue la mirada extranjera la que, digamos, la “inventó”. Hasta el punto que durante toda su vida, Lambert fomentó la protección de los paisajes y construcciones que había convertido en dignas de rescate. Así, fue precursor del proteccionismo del patrimonio y el paisaje de la zona, al que tanto quería.

Grabado Lambert en El QuijoteMientras vivían allí, André realizaba su trabajo de ilustrador a distancia, gracias a sus contactos en París y Europa Central con los que siguió colaborando con sus ilustraciones y grabados. Desde su taller de grabado en la Cala Blanca realizó sus dibujos cargados de erotismo e ilustró grandes clásicos junto con personajes y paisajes de la zona, a los que retrataba incansablemente. Los viajes de ida y vuelta eran frecuentes y tantos le visitaron que inundaron Xàbia de un eruditismo impensable.

Por ejemplo, su padre, André Louis Lambert, un arquitecto suizo que había estudiado con Violet-le-Duc, venía a visitarles a menudo y pasaba largas temporadas. En esas visitas, aprovechó para dibujar las tipologías de casas y edificaciones de la zona que dio a conocer en revistas internacionales. También se reunían allí intelectuales europeos alrededor de la revista Janus (escrita en latín) que incluso tuvo un número dedicado a Xàbia. Y otros amigos que terminaron también construyéndose una casa en Xàbia. Lambert se convirtió en una referencia cultural en la zona, maestro para algunos, todos pasaban por allí en sus excursiones.

 

El efecto Lambert

Personas como Lambert se encuentran ahora en todas las zonas turísticas (y no tanto) y desde la sociología los han llamado migrantes placenteros (o lifestyle migrants). Para aquella época y por la característica de su actividad Lambert ya fue una especie de trabajador nómada que, sin embargo, estaba fuertemente comprometido con un lugar. Es por ello que me parece un buen punto de partida para seguir desarrollando aquel modelo distribuido de acción sobre el territorio que demuestra que los territorios ya no son continuos y que, quizá, nunca lo fueron. Esos turistas residenciales de los que hablábamos hace poco, también tienen un fuerte compromiso con el lugar de destino, aunque seguramente no de la misma forma.

Es bonito ver en la exposición cómo la historia de los Lambert sigue tan de actualidad: es común que en un viaje (real o imaginado) otro lugar nos descubre la posibilidad real de un modo de vida que nos parece un sueño. Es entonces cuando puede ocurrir el “efecto Lambert” y que arriesguemos a hacer un cambio radical de residencia, aunque sea temporalmente, para que ese sueño pase de ser una excepción vacacional a un estilo de vida cotidiano.

Los detalles de cómo se construye materialmente esa nueva vida deberían ser tenidos más en cuenta por el “lugareño”, pues estos migrantes son especialistas en construir “buenas vidas”, una aspiración que todos deberíamos compartir. Y muchísimo para los que quieren participar activamente de la construcción del entorno que “recibe” a estos migrantes, pues ellos están siendo capaces de construir hábitats exitosos que añaden razones para quedarse, al menos para cierto tipo de perfil.

 

El mundo a nuestro alcance

El año pasado por estas fechas hablaba de un gráfico que muestra cómo los trabajos que se han perdido en la crisis no se recuperarán. Su tesis es que los cambios tecnológicos harán muchos de ellos inútiles. Veíamos cómo los trabajos que sí se mantendrían son los que tienen alto grado de creatividad o en los que la interacción humana es importante: los que una máquina no puede sustituir.

En los últimos años, cada día vemos cómo muchos compañeros y conocidos emigran (por razones económicas y no placenteras) a países donde se están manteniendo los trabajos más sustituibles o ya existen de los menos sustituibles. Lo bueno es que están teniendo una experiencia equivalente a la del migrante placentero: enriquecedora vitalmente y que amplía sus horizontes y su imaginación moral y sobre las formas de vida posibles, permitiéndoles reconstruir sus vidas de nuevas maneras. Pero normalmente no tienen tanta capacidad de elección como el migrante placentero, él elige a qué renunciará y a qué no. No es mejor ni peor, simplemente es un tipo de migración que da mucha importancia al estilo de vida y al lugar, de ahí que nos interese tanto. Una de las diferencias clave es la que apunta Karen O’Reilly, una de las sociólogas que generalizó el término: insiste en que los migrantes placenteros no echan de menos su lugar de origen, es ahí mismo donde quieren estar, porque ese lugar les permite construir una vida como la que habían imaginado.

Por eso este año, siguiendo las investigaciones sobre los turistas en la Costa Blanca, quería añadir otro gráfico:

mundo_balance_neto_turismo

Representa los países del mundo según el balance de turistas que entran al país menos los que salen. España está a la cabeza con Francia, lo que significa que, por placer, salimos poco y entran muchos. Dejemos el análisis de las causas para otro día y pensemos que esto es una gran oportunidad para los que viven en estos lugares receptores tan poco dados a salir: tienen el mundo en sus manos. Pues muchos de los que vienen sucumben al “efecto Lambert” y vuelven a ese lugar que visitaron como turistas a construir su nueva vida.

Y algunos consiguen habitar esos territorios de forma placentera así que podemos aprender mucho de ellos, en especial, cómo se construyen lugares dignos de ser vividos.

¿Cómo pensar en qué arquitecto eres mientras te conviertes en uno?

¡Estamos exultantes! O sea, muy contentos y satisfechos ;), de presentaros los resultados del curso que este año hemos impartido, junto con Miguel Rodenas, en la Universidad de Alicante. Veréis qué trabajazo han hecho cada uno de los chicos y chicas.

1001960_10203649529588182_8694752905573053864_n

Es un curso de Proyectos de Arquitectura de 3er año que montamos apenas una semana antes de que comenzara el semestre. El punto de partida era la asunción de que “una casa es algo que cualquier arquitecto estaría dispuesto a hacer” lo que nos dio pie a introducir la reflexión sobre cómo la haría cada uno de los arquitectos que trabajaran en ella.

IMG_0803Entre los grandes retos que hemos intentado abordar están:

  • superar la tendencia al simulacro que tiene la docencia de las materias prácticas y, especialmente, la del diseño para convertir el trabajo del curso en algo insertado en la realidad que aporte valor al alumno más allá de la escuela
  • el desarrollo capacidad y herramientas de reflexión práctica que ayuden en la búsqueda de una heurística propia para que el alumno pueda dirigir mejor su carrera profesional. Una capacidad y herramientas que creemos que no deben estar separadas del trabajo sino surgir dentro de él y en contextos reales de construcción colectiva del conocimiento, lo que llamamos entornos profesionales

Así, los alumnos, ya como profesionales, pudieron reflexionar instrumentadamente sobre el arquitecto en el que les va convirtiendo su trabajo de hacer una casa, al mismo tiempo que conocían y se situaban en esos entornos a través de él. La forma de hacerlo en la práctica era conociendo directamente a esos otros profesionales que trabajan en un temática relacionada o con métodos similares y hacer que se interesen por su trabajo con la excusa de publicarlo en alguna revista o medio que los aglutine.

El documento que inserto más abajo muestra una pequeña introducción en la que ampliamos estos argumentos y, a continuación, los artículos, posts o reportajes que los alumnos-profesionales han enviado y contrastado con esos entornos. Pero podéis ver más de la evolución del trabajo en sus blogs. Veréis que maravillas de descubrimientos, experimentos y exploraciones han realizado en tan sólo 15 semanas de curso:

http://issuu.com/cor_asociados/docs/pr5_ua_estergisbert_miguelrodenas_l?e=0/8555539

Del entorno profesional al arte de trabajar y vivir

En esta serie que busca herramientas para la construcción de nuestra heurística he hecho referencia en varias ocasiones a los entornos profesionales en los que desarrollamos nuestro trabajo como una especie de guías en las que apoyarnos. Hoy veremos cómo se articulan esos entornos en un mundo sin relato universal, recuperando ideas de los gremios o artes y reflexionando sobre la gestión del conocimiento. Y veremos que sin ellos toda esta búsqueda no tiene sentido… 

Hasta ahora, todas las herramientas de reflexión práctica de las que he hablado, estaban enfocadas a la autoreflexión. Incluso al construir nombrando, estaba hablando, como mucho, del grupo de personas involucradas en un “proyecto”. Sin embargo, en todas ellas está implícita la búsqueda de un entorno profesional en el que crecer con.

Qué hace un entorno profesional

Desde esa primera introducción a distintos recorridos profesionales en la nueva economía, veíamos que Agustín hace su trabajo dentro de una comunidad de la que es parte, no como usuario sino como productor de la misma. Alguien capaz de modificar ese entorno. Por tanto, lo que aplicábamos a los flujos materiales con los transductores (visto que no hay cosas vs. personas sino “ocurrencias“) aplica a los entornos profesionales directamente. Y los cambios que hagamos en ellos, ocurren en un taskscape o paisaje de tareas común con el que interactuamos al desplegarse a nuestro alrededor mientras avanzamos en nuestro trabajo. Las visiones o mitos que impulsan nuestro trabajo sólo pueden construirse colectivamente. Más aún, sólo podremos afrontar los riesgos de la creación si tenemos la seguridad que nos da un entorno profesional, y lo que podemos hacer y el placer que podemos obtener con ese trabajo se multiplica cuando, más que compartirlo, lo trabajamos entre muchos. Por otro lado, sólo si esas comunidades de práctica son dinámicas y permiten el conflicto podremos crecer con ellas y superar el encorsetamiento de la hiperregulación hija de la modernidad para hacer cosas nuevas con nombres nuevos.

Actualmente, gracias a las tecnologías de información y comunicación tendemos a pensar que teniendo la información a nuestro alcance sólo tenemos que conocerla para ser capaces de hacer lo que los profesionales de esos entornos hacen. Por ejemplo, teniendo patrones de costura, unos cuantos videos de youtube y algo de práctiva podemos hacer prendas sencillas. Con tutoriales algo más avanzados podríamos aprender a moldear y sacar nuevos patrones y compartirlos. Incluso podríamos aprender a hacer drapeados y pliegues que requieren técnicas de costura más difíciles. ¿Pero llegaríamos a coser como hacía Alexander McQueen?

424px-A-shirt_model_SUBTJEMIZ.svg 800px-Grading_a_smaller_waistband Manipulating fabric p 295 447007939a039c46732f985fa9e235be DSCN2553-560x420 b52e8ad5ae63810eb8c05f5eb17b147c 76b3055c-1740-11df-94f6-00144feab49a.img

Creo que no… ¿Qué nos falta? Básicamente, el incentivo para recorrer todo ese camnio, es decir, tener ese entorno profesional en el que tenga sentido hacer todo eso: colegas, colegas, encuentros, maestros, visiones, inversiones, debates,…

Los secretos del gremio

Podemos remontarnos a los gremios para hablar de esa diferencia. Los gremios fueron unos agentes económicos muy importantes en la Edad Media y su actividad se asocia muchas veces al monopolio de una actividad y al secretismo. Hasta el punto de que en la Ilustración, con el comienzo de la producción industrial fueron denostados, e incluso prohibidos, por ambas cosas. De ahí que ahora la palabra tuviera un tinte negativo durante mucho tiempo. Ahora, en cambio, de nuevo se vuelve a ellos para buscar referentes para la cooperación entre individuos.

quote-Robert-Frost-we-dance-round-in-a-ring-and-105511Pero lo que me interesa es que en la Ilustración esta actividad de gestión del conocimiento se vio como misteriosa y conspiradora, vinculándola muchas veces a los rituales oscuros o la magia. Pero según Manuel Delgado, el secreto es inherente a cualquier asociación humana, desde la pareja hasta la ciudadanía. Saber lo mismo nos hace iguales, distintos grados de conocimiento nos dan distinto grado de pertenencia. Y quizá simplemente eso es lo que los gremios, con sus sistemas de aprendices, oficiales y maestros, representaban. Es más, también según Delgado, en una asociación nadie sabe, vamos haciendo según suponemos. Sólo el secreto que compartimos, que intentamos mantener con nuestra actividad común y nuestra conversación, sabe. Visto así, en sus rituales los miembros de los gremios no hacían otra cosa que “seguir bailando”, manteniendo y transfiriendo el conocimiento de un oficio que sabían que ninguno poseía individualmente sino como colectivo. Delgado lo explica muy bonito con un verso de Robert Frost, The Secret Sits:

We dance round in a ring and suppose, / But the secret sits in the middle and knows

De entorno profesional al Gremio

Por ejemplo, la práctica medicina para hacer una buena práctica, se basa desde hace un tiempo en pruebas. En esta forma de práctica que se llama medicina basada en la evidencia, el conocimiento médico tiene la forma de ensayos clínicos que se comparten en artículos, revistas y congresos y que se estudian y analizan para luego aplicarlos en la práctica del tratamiento a pacientes. Pero también se debaten y evolucionan. Se da por supuesto que no son inamovibles, sino que nuevas pruebas pueden cambiar lo que dábamos por bueno.

tumblr_ll1mpkcpdx1qc4zz6o1_500Y en la arquitectura y el diseño, ¿hay un equivalente?

Ya vimos que las normas se quedan rápidamente atrás de las nuevas realidades pues son muy estáticas… A parte de ellas, los entornos de trabajo y las instituciones que aglomeraban a estos profesionales están en descomposición (quizá debamos otro día indagar más y explicar esto bien para la arquitectura). Ante su caída, aparecen múltiples entornos parciales que emergen de los fragamentos de lo que antes parecía un todo.

En este contexto, ¿qué es generar nuevo conocimiento en arquitectura?

En este sen

tido es muy interesante la propuesta de Farshid Moussavi y Alejandro Zaera en su trabajo Phylogenesis. A raíz de una exposición de su trabajo organizaron el conocimiento que habían adquierido en la práctica en “familias” de formas que sin quererlo se habían repetido una y otra vez. Por el carácter de su trabajo, este conocimiento se trataba de algoritmos y formas topológicas que separaban y preparaban para poder usarlos y adaptarlos en nuevos proyectos. De esta forma hicieron lo que es común en la programación de software libre: aislar pedazos de código funcionales para poder usarlos más tarde y compartirlos.

Este trabajo recuerda a los patrones de Christopher Alexander. Que son “una descripción de un problema que ocurre una y otra vez en nuestro entorno, así como la solución a ese problema, de tal modo que se pueda aplicar esta solución un millón de veces, sin hacer lo mismo dos veces”. Un patrón “da un nombre al patrón, describe el problema que trata, ofrece una solución y, finalmente, habla de las consecuencias, ventajas e inconvenientes, que tiene esta solución.”

Pattern 1Jin-Jun Yeo explica que haciendo esto, FOA estaba posibilitando que ese conocimiento tuviera una nueva vida en futuros proyectos. Hacían el repositorio para ellos, como una forma de tomar consistencia en su trabajo y conseguir nuevos encargos como los que les habían permitido ganar ese conocimiento. Pero también era de interés para otros profesionales que trabajaran de forma similar a ellos. Estas experiencia de compartir conocimiento nos recuerdan a lo que debía ser el conocimiento gremial. Y es que uno de los objetivos declarados de los patrones es “formalizar un vocabulario común entre diseñadores” pero también entre todos los involucrados en un proyecto.

Los repositorios de Alexander o FOA y sus combinaciones llevan a lo que podríamos llamar “estilos” de arquitectura. Pues las combinaciones de las soluciones dan lugar a formas que pueden repetirse sin llegar nunca a hacer lo mismo pero que mantienen un carácter o rasgos comunes.

Pero en ambos casos hay una voluntad práctica de ir más allá. Tanto FOA como Alexander hacen hincapié (aunque no sea de lo que más se habla cuando se reseña su trabajo) en las formas organizacionales que permiten trabajar con esos patrones. De nuevo vemos que el conocimiento es algo que ninguna persona posee sino que emerge en la propia práctica.

Del gremio al Arte

Sin embargo, ninguno se consideraría parte de un gremio… quizá los seguidores de Alexander estén más cerca aunque aún se parezcan más aun club de artesanos.

Como dice David de Ugarte:

Y es que hay una notable diferencia entre el artesano en la definición anlgosajona que usa Sennet, (craftman, alguien con una habilidad manual en un proceso material de producción específico) y el artesano (miembro de un Arte)

Los artes italianos o las hansas de los países bajos eran mucho más que un grupo de profesionales que compartían repositorios de patrones y soluciones. Eran sobre todo una organización social. El Arte era el contexto de conocimiento pero también de seguridad social, pensiones, ética,…

Los distintos artes no eran sólo comunidades técnicas o de negocio. Eran comunidades que conocimiento que trabajaban desde y para un ideal ético que se ligaba y explicaba desde el hacer y las herramientas del oficio. El modelo ético de la producción del Arte se basaba en un empoderamiento progresivo del artesano en la actividad práctica y productiva. El aprendiz no sólo recibía conocimientos, sino que los recreaba, reviviendo a través de su propia carrera como artesano la historia y los logros del Arte en su conjunto.

El itinerario del aprendiz es su evolución en ese paisaje de conocimiento y relaciones sociales.

Así, un entorno profesional, una comunidad de práctica y una sociedad de trabajo (y vida), gradualmente darán más importancia al conocimiento sobre cómo vivir, produciendo, que a las formas. Aunque son precisamente éstas, sean producciones de objetos o rituales, las que tienen embebidas el conocimiento sobre cómo vivir.  Dentro de un Arte hay mucho más conocimiento que repositorios formales, de patrones. Quizá una forma de reconocer a un entorno evolucionado y con conocimiento “en su interior” sea ver si tienen dichos y proverbios: “Hebra larga costurera corta”, “Los botones y las sedas más oscuros que las telas” o también en software: “When all else fails, read the instructions”, “Weeks of coding can save you hours of Planning!!”

Dónde vive el conocimiento

800px-Rembrandt_-_De_Staalmeesters-_het_college_van_staalmeesters_(waardijns)_van_het_Amsterdamse_lakenbereidersgilde_-_Google_Art_ProjectEn su decadencia los gremios como gestores del conocimiento fueron sustituidos por las universidades que, en un mundo con nuevas formas de transmitir la información como la imprenta, ya no necesitaba mantener el conocimiento. Lo imprimía para transmitirlo y se centraba en generar nuevo con los nuevos métodos de investigación científica. Pero el secreto como forma de poder, el privilegio de “usar” el conocimiento, siguió con otra forma: la patente. A partir de la cual, “no se monopolizó la herencia del pasado sino el alejamiento de ella”. (Bacon en Mumford, 1992:93).

Ahora las formas de transmitir la información son tan rápidas que incluso las patentes y la propiedad intelectual están en cuestión. Incluso la ciencia y la academia se cuestionan.

James Leach (2012), estudiando precisamente la política implícita en las leyes de propiedad intelectual por un lado y, por otro, la protección de la cultura inmaterial, ve que los artistas tampoco dan importancia a la propiedad del objeto de arte como una expresión a proteger sino como una muestra de su lugar en esa “organización social”:

Aragon and I suggested that artists were seeking to make claims over achievements not so much in the realm of material productions, but rather in achievements of relational positioning, vis-à-vis their human fellows (sponsors, hosts, colleagues, kin and audiences) as well as deity (Aragon and Leach 2008). Their physical art is not the key achievement. Rather, their work – as either material art or performance – is both the communicative sign and physical realisation of their social or relational accomplishment, and thus a sign of their power.

is not objects, nor fixed rights of people over objects. Rather, it is abilities in relation to deity, predecessors, and others with whom one sits in relations of mutual obligation (Leach 2006), and through the whole recognition and engagement, the person themself emerges.

Precisamente lo que también se desprende de la herencia de las Artes:

Hoy pensamos que el conocimiento que permite hacer cosas hermosas y socialmente útiles no puede ser sólo un conocimiento técnico, ha de contener un significado social, una ética del trabajo y una visión del mundo. Los objetos que se ofrecen en el mercado son portadores de mundos, de proyectos sociales y visiones morales. El Arte, al unir producción y mercadeo representa pues la integridad de un modo de ser y trabajar consciente del significado de su trabajo y orientado al mismo tiempo al mercado y al mundo.

Nombrar es contar relatos es construir

Como todas las semanas, vamos a por una nueva herramienta de reflexión práctica. En esta ocasión, pensando sobre la condición pública tanto del objeto de nuestro trabajo como del trabajo en sí.

2010-11-01_IMG_2010-10-25_01.26.59__L1603.jpgImaginemos una casa entre medianeras, su condición pública se resume a su fachada. Está claro que esto es una simplifcación y no sólo formal. Pero si entendemos que esa fachada es una de las interfaces con las que la casa se relaciona con el resto del mundo material, las fachadas de una casa entre medianeras pueden entenderse como algo más que la pared libre que da a la vía pública. Mucho del trabajo de Andrés Jaque, por ejemplo, puede entenderse como el intento de reivindicar la condición política y pública de las cosas de la vivienda.

Otra forma de expresar la condición pública y política de las cosas es a través del lenguaje, de los nombres que les damos. Las cosas, personas y animales toman existencia entre ellas al interactuar unas con otras, pero también al ser llamadas por su nombre. Poner nombre es la herramienta de reflexión práctica que esta semana vamos a indagar como forma de conocer y crear nuestras construcciones y nuestro trabajo.

La red y la taxonomía

Tim Ingold en su libro Being Alive, en el capítulo Naming as storytelling, habla de que la gramática distingue entre nombres propios y nombres comunes. Los nombres propios se refieren a un individuo, cosa o animal particular y los comunes a un miembro de determinada clase de entidades (Ingold, 2011:165). Las personas tenemos nombres propios y así nos convertimos en individuos con identidad. A veces damos nombres propios a algunos animales o cosas, es una forma de hacerlos humanos, de incluirlos en nuestra sociedad. También los lugares tienen nombres únicos, especificados por una dirección que funcionan como los nombres propios. Como lugar, la casa está en el número X de la Calle Y, es única. Pero como cosa es una entre las muchas casas entre medianeras, con su nombre común la clasificamos.

Para Ingold, esta distinción entre nombre común y nombre propio está basada en una distinción entre dos órdenes de conocimiento distintos: la red y la taxonomía. Y ambos son los proyectos de conomiento de la ciencia y el estado, de la biopolítica y la normativa: delimitan y clasifican.

Ingold compara la red a la unión de varias agendas de direcciones, con ellas puedo conectar con una serie de individuos o lugares particulares, individualizados. Y la taxonomía, a una guía de campo de las que usan los naturalistas para reconocer especies de animales y plantas. Éstas dan una descripción general que permite asignar las entidades a ciertas clases. Así identificar a una “persona” de la agenda (red) es reconocer su singularidad (ibid:167) e identificar a una “cosa” de la guía (taxonomía) es denegarla, descartar su idiosincrasia individual para destacar las características que comparte con otras (ibid:167).

La primera identificación es horizontal y divisoria pues se centra en la diferencia al distinguir a un individuo y posicionarlo, la segunda es vertical y agrupa las cosas al reconocerlas por sus atributos. En esta disyuntiva entre el reconocimiento de la individualidad y su negación se encuentra el pensamiento occidental. Así tenemos una división ontológica tripartita: la superficie de la tierra dividida en lugares, el universo de las cosas que clasificamos taxonómicamente y la sociedad de las personas que se relacionan en redes (algunas cosas tendrían la suerte o desgracia de ser incluidas en ésta útlima gracias a los nombres propios).

Conocer con verbos y no sustantivos

Por todo lo que ya sabemos de Ingold podemos suponer que no se conformará con esta división. Pues, por ejemplo, para él la tierra no es una superficie lista para ser ocupada: “Se despliega en el curso de la propia vida, a través del movimiento de personas y animales, vientos y corrientes, cuerpos celeste y todo lo demás”. Las personas tampoco son “individuos cuya identidad está fijada previamente a su vida en el mundo, sino como lugar de una actividad en desarrollo que no tiene principio ni final”. Ya no hay distinción entre personas y lugares ambos toman existencia juntos en sus movimientos. Los nombres propios pierden sentido “porque las personas no son seres que se mueven sino que son sus movimientos“. Ahí reside su presencia. Y los lugares no son sitios que se conectan en redes, “sino formaciones que aparecen en el proceso de movimiento”. También los nombres comunes pierden sentido. Si las cosas “ya no existen en sí mismas, sino que son la encarnación más o menos efímera de la actividad-en-relación-con-otros, entonces el proyecto de su clasificación – que las agrupa y divide según atributos fijos – se torna imposible”.

En ese mundo que Ingold describe, “los nombres no son sustantivos sino verbos: cada cual describe un acontecer” (ibid:168).

¿Por qué nos interesa esta forma de nombrar? Porque supone una forma muy distinta de conocer. No un conocimiento clasificactorio ni un conocimiento de la red de individuos o lugares. Ya no nos interesan los círculos que envuelven grupos ni los puntos que marcan individualidades, sino las líneas de desarrollo de las vidas. Que no conectan “a través de un mundo ya extendido, sino a lo largo de un mundo en formación”. “Cada una de esas líneas es un un relato. Y cada nombre, la condensación de ese relato” (ibid:168).

El conocimiento que deriva de estos nombres es un conocimiento relatado. Entonces conocer es recordar los relatos, construir habitando es recrearlos o inventarlos. Si la taxonomía y la red desarrollaban nuestra memoria, el relato desarrolla nuestra creatividad. Y con ella, escapamos de la dicotomía entre clasificación, que convertía todas las cosas, incluidos animales y personas, en objetos; y la individuación que convertía las cosas y animales en mascotas o, como a las personas, en individuos estáticos que no evolucionan.

Este tipo de conocimiento relatado nos abre los ojos a la vida, permitiéndonos entrar en su proceso y participar de él. Permitiéndonos construir no nuevas instancias de lo mismo, ni cosas totalmente distintas y originales. Simplemente cosas que ocurren, que son. La casa entre medianeras no es una de un tipo sino que ni es distinta a la que está entre el número 39 y el 43. Es aquello que “alberga” o “luce” o “humea” o  “almacena” u “hospeda”. En fin, más que “una casa” o la que está en el número 41 o la “Casa García”, “casea”. Conocerla así hace que esté viva, que continúe.

Una vez convencidos :) ¿Cómo usar esta herramienta de reflexión práctica?

Contar relatos

ktuu-koyukon-language-training-held-at-alaska-native-heritage-center-20130806Si la semana pasada, para enredarnos con la norma aprendíamos de otros arquitectos y constructores, esta semana aprenderemos de los Koyukon de Alaska y cómo nombran a los animales, con Ingold, Richard Nelson, también antropólogo, y el jesuita de principios del S.XX Julius Jetté. Vamos entonces…

Los Koyukon nombran a los animales con tres recursos distintos:

  • descripciones del comportamiento observado del animal
  • relatos del Tiempo Remoto
  • acertijos que el que escucha tiene que adivinar
  • o la combinación de las anteriores

Nombres descriptivos

Hay muchos ejemplos de insectos: una mariposa se llama “revolotea aquí y allá” y la polilla se llama “come telas”. El ave conocida en España como somormujo, los Koyukon la llaman “sus pies sólo funcionan en el agua” pues es muy patoso en la tierra. Y así ponen muchos ejemplos. Lo característico de nombrar con los verbos que describen lo que observamos directamente es que da, por definición, infinitos nombres y cambiantes en el tiempo. Si lo que observamos cambia, o tenemos una percepción más afinada, los nombres pueden cambiar. Es una manera de nombrar muy intuitiva y los niños son aficionados a utilizarla inventando palabras sin darse cuenta. Los nombres pueden llegar a parecer adivinanzas pues si alguien nombra un animal por algo que no hemos observado no seremos capaces de entenderlo hasta que lo experimentemos nosotros mismos o nos lo cuenten tan detalladamente que podamos imaginarlo.

Lo importante es que “el animal es lo que hace y lo conocemos por la firma que deja de su actividad”. En el caso de animales más difíciles de observar puede convertirse en simples señales o rastros. Como los que observan los cazadores. Así de nuevo, volvemos a que no se trata de percibir un objeto y luego verlo actuar, sino de captar el momento de actividad. Para los Koyukon “los animales no son seres vivientes sino la ‘instanciación’ de una forma particular de estar vivo”. Así ya no ha distinciones entre los que está vivo y lo que no, nos centramos en conocer lo que ocurre y esto es particularmente interesante cuando nos dedicamos a la construcción del entorno. Lo que buscamos describir, alojar, modificar son patrones de actividad, no objetos. Lo que nombraríamos sería la actividad de humear y no un objeto “cocina” o “estufa”, ni varios, pues el plural no existe para los animales entre los Koyukon.

El arte de nombrar describiendo tendría que ver con conocer las actividades o rastros más cruciales y característicos de las cosas, animales o personas, de forma que luego puedan ser reconocidas por otros. Pero sobre todo, si comos capaces de nombrar la actividad mucho más concretamente, por ejemplo, “humea con olores a pino y laurel”, casi estaríamos ya hablando de una casa donde se cocina en la chimenea y se guisan caracoles en salsa…

Nombres relato

Otra razón por la que los animales no se nombran en plural es porque también se nombran tomando relatos del Pasado Remoto. Un tiempo en que los seres aún no tenían decidida su forma, si animal o humana. Estos relatos cuentan sobre sus caracteres y aventuras y terminan con el ser convirtiéndose en un determinado animal. Los Koyukon nombran a los animales según estos relatos, por ejemplo a la gaviota que fue un hombre asqueroso y desastrado que comía pescado podrido. Aunque haya muchas gaviotas todas repiten el mismo relato indefinidamente. Y puede haber tantas gaviotas como veces pueda contarse de nuevo el relato. Ocurre así con diversos pájaros, patos y también pescados. Según la historia que los nombra, los Koyukon querrán o no comerlo o relacionarse con él, según tengan miedo o voluntad de adquirir sus vicios o virtudes. Es así porque cada encuentro con el animal, sea para consumirlo o no, significa volver a oir su relato. Conforme viven sus vidas y atienden sus asuntos, continuamente están conectando su relato con relatos de las vidas de otros y aprendiendo a relacionarse con ellas. Sólo en la experiencia confirmamos los relatos que los nombres resumían.

Por eso, los nombres “apodo” de los edificios o monumentos no son relatos. Sólo están basados en la forma, vemos “los pantalones” pero no podemos aprender a relacionarnos con ellos sólo confirmamos que su forma nos recuerda a otro objeto. En “la Montaña”, en cambio, en la que realmente ocurren cosas relacionadas con “montañear”, nos falta conocimiento pero podemos entender que vamos a subir escalando o haciendo zigzag por el parking o por una especie de ascensor telesilla. Si los diseñadores hubieran ido más allá del diagrama aprendiendo de los relatos de montañas concretas, o incluso míticas, quizá la riqueza de experiencias hubiera sido mayor (o quizá simplemente no se hubiera construido el edificio…)

Acertijos

El límite entre una descripción y una adivinanza o incluso un relato mítico es difuso. Parece que los acertijos tienen que ver más con los momentos en que una actividad se capta fugazmente, pudiendo perdérsela fácilmente. Quizá casi como forma de entrenamiento de los sentidos, los acertijos se usan para estas imágenes fugaces y son muy visuales. Se usan en la primavera, cuando las personas están alegres y con ganas de jugar. Los relatos del Pasado Remoto se cuentan más invierno, en la oscuridad de la noche y son algo sombrías (Jetté en Ingold, 2011:173). Las adivinanzas se cuentan muchas veces en primera persona, como si fuésemos el animal o la cosa, y haciendo dobles o triples sustituciones. Por ejemplo, un escarabajo es nombrado por los Koyukon como “en un pequeño agujero en el suelo, arrastra sus orejas una contra otra”, refiriéndose a las orejas del caribú y no a las antenas del propio escarabajo cuyo nombre común también reconoce el parecido: ciervo volante (ibid). Estas trasposiciones demuestran un conocimiento extenso y profundo del mundo, “como una historia natural” que no pretende una clasificación sino la interrelación de todas las cosas entre ellas.

La relación es tan estrecha y real que incluso los animales son cosncientes de que se habla de ellos y, cuando los Koyukon no quieren que se entren de lo que dicen o que se ofendan, usan circumloquios. Igualmente los humanos están atentos a lo que los animales les dicen. “Escuchan” sus relatos. Exactamente como escuchamos los relatos de los materiales, objetos y herramientas cuando interactuamos con ellos, no hay diferencia.

Conclusión

Con ese verbo podemos hablar de lo que hacemos con otros. Podemos relatarlo a otros y no hablar de tipologías o mascotas, ambos cerrados sino de procesos. Conocer y construir a la vez.

Si somos capaces de conocer los relatos de los materiales, objetos, herramientas, plantas, animales y personas con los que nos relacionamos al construir, podremos rehacer esos relatos en uno nuevo que nos incluya a todos. Si nombrar es contar relatos y contarlos es participar creativamente de los cambios en la vida, ¿no es nombrar también construir?

Normas, para qué os quiero

childish-things-1024En cierto capítulo de Deadwood cuando el campamento ya tiene formado su “junta municipal informal”, Charlie Utter, al que le ha tocado ser Jefe de Bomberos realiza lo que ahora llamaríamos una “inspección técnica” de una de las tabernas. Utter explica al propietario que no puede tener la chimenea en ese estado porque puede provocar un incendio que se escamparía al resto de las casas y haría arder todo el poblado. Ahí tenemos una “protonorma”.

La serie es fantástica porque, en el más puro estilo del western, nos muestra los principios de la civilización. Y las normas y leyes son una parte importante de ella. Son un acuerdo que permite gestionar lo que afecta a varios y que, como explica Agamben en Opus Dei La Arqueología del Oficio, empezamos definiéndolas para acordar lo que puede ser pero terminan definiendo lo que debe ser.

Sin embargo, como se ve en el ejemplo de Deadwood, las normas no son leyes universales sino conocimiento experiencial y de buenas prácticas que van cristalizando y expandiéndose. Con ellas sabemos a qué atenernos. Si construimos nuestra casa, junto a otra cuya chimenea está construida siguiendo la norma, no corremos peligro de perder todo en un incendio. Disipan la incertidumbre.

(In)certidumbre

De hecho, el conjunto de leyes, normas y reglamentos forman un contexto de certidumbre para nuestras acciones que dependerá de las juridicciones a las que pertenezcamos: países, estados, municipios, espacios económicos, etc. Dentro de él, legisladores, policía, inspectores, administrativos, técnicos, operarios, usuarios, empresas, actuamos burocráticamente, cada uno con su rol definido. La palabra, desde sus inicios, adquirió una connotación peyorativa. Cambiando la certidumbre por: si construimos la chimenea según la norma no recibiremos sanciones y se nos permitirá construirla. Pero la burocracia es un tipo de gobierno que en sus orígenes fue una forma de superar otros tipos de gobierno tradicionales que llevaban al nepotismo. Además de perseguir la eficacia con la separación y definición clara de funciones también intentaba incentivar la meritocracia con reglas y normas racionales.

MientemecinemientemeWesternDeadwoodVolviendo a Deadwood, es muy ilustrativo ver cómo se formó esa “junta municipal informal” (Cap. 9 1ªTemporada) y, más adelante, concurren las elecciones. Aunque, en la serie, casi preferimos a estos villanos carismáticos que a la alternativa burocrática del estado que los anexionará.

John Robb habla de que el S.XX es el siglo de la burocracia, sea comunista, fascista o capitalista, todas las instituciones que conocemos gobiernan burocráticamente. El libro en el que está trabajando, cuestiona este sistema diciendo que actualmente “jugar según las reglas” ya no garantiza el éxito en tener una vida próspera y digna. Según él, la clave está en la toma de decisiones. La burocracia funciona por probabilidad y estadística, y de forma centralizada, como la URSS en su día. Pero la descentralización y multiplicidad de instituciones de las democracias capitalistas no es mejor. Bancos centrales, concentración de capital, acceso directo de unos cuantos al poder, etc. hacen que las decisiones se tomen también centralizadamente por distintas élites, llegando al crony capitalism o capitalismo de amigotes. Pero como explican tanto Juan Urrutia como Robb, eso no es algo coyuntural sino estructural al sistema burocrático.

Probabilidad frente a creatividad

En la estadística, el modelo que informa las decisiones es “gaussiano”. Importa la media. John Robb habla de que ahora, con los cambios tecnológicos y de intercambio de información el modelo es exponencial. Y pone como ejemplo cómo crece la capacidad tecnológica según la Ley de Moore, no sólo en los chips de ordenadores y sus prestaciones, sino también en su eficiencia energética e, incluso, en la energía solar.

Normal-curve-1024x403 koomeyfinalcomputingtrendsIEEEannalshistcomp-830x1024

Para la burocracia es difícil mantener ese ritmo. Ni siquiera comprenderlo. Más cuando el cambio y la disrupción no proviene de lugares predecibles, pues depende en gran medida de la creatividad. Como ya vimos anteriormente. Las normas, que son prácticas y aparecen conforme avanza la tecnología y el conocimiento para fijar algo que se puede hacer, pronto quedan obsoletas. Con el desarrollo y expansión de la modernidad, sus instituciones y herramientas burocráticas, las normas y leyes se hacen cada vez más inamovibles. Muchas veces nos impiden hacer cosas nuevas y seguir avanzando, aprovechando toda la capacidad que hemos desarrollado. Y peor aún: proliferan a un ritmo vertiginoso poniendo en peligro lo que intentaban conseguir, la certidumbre y la justicia.

Esto que muchos juristas han llamado “la proliferación legislativa“, no es más que un signo de la incapacidad de los sistemas burocráticos para adaptarse al ritmo de cambio actual y a las formas de generar conocimiento hijas de las nuevas formas de intercambio de información. Francisco J. Laporta propone una nueva clasificación para todas estas leyes reactivas:

  1. Leyes medida: que dan respuesta a casos, problemas y situaciones individuales y le restan a la norma sus calidades tradicionales de abstracción y generalidad.
  2. Leyes coyuntura: que atienden un objetivo presente y urgente y son instrumentos para generar estados de hecho de naturaleza económica, como planes o programas para combatir la inflación o para fomentar el crecimiento del Producto Interno Bruto.
  3. Leyes vacías: que se emiten bajo el supuesto de que existen previamente otras normas o instituciones que no están ahí, y/o que se promulgan sin recursos económicos para cumplir sus fines.
  4. Leyes virtuales o leyes espectáculo: que sólo pretenden “proyectar un mensaje o abrir un debate… son leyes puramente retóricas que generan la sensación de que… las aspiraciones de la opinión pública son satisfechas…”.

Enredarse con la norma

Por ejemplo, para ver la proliferación legislativa que atañe a la construcción del entorno en España, podemos echar un ojo a la página del Ministerio de Fomento y perdernos entre declaraciones, normas, códigos, recomendaciones. Encontraremos algunas de las tipologías anteriores. Lo más dañino de ese contexto de (in)certidumbre legal es que genera una actitud de rechazo en el ciudadano: “mejor pedir perdón que pedir permiso” propone la cultura popular, “ya pagaremos la multa o a un abogado y que lo entretenga todo lo que pueda”.

Con esa actitud perdemos lo que en su origen son las normas: un acuerdo sobre cómo hacer para vivir juntos. Perdemos la discusión y el debate, la oportunidad de pensar cómo queremos ser y cómo podemos llegar a serlo.

Como en todos los artículos de esta serie, lo que buscamos son herramientas de reflexión práctica que, al mismo tiempo que nos permiten trabajar, nos hacen avanzar en nuestra heurística. Para lidiar con la norma, no se me ocurre mejor forma de buscar esas herramientas que aprender de algunas aproximaciones muy interesantes a cómo hacerlo en la construcción del entorno:

El resquicio legal y la receta creativa que hace comunidad

building_rightsDavid Knight y Finn Williams, por ejemplo, publicaron el libro Sub-Plan que estudia lo que ellos laman “urbanizaciones mínimas”, estudian el mundillo de las ampliaciones, estructuras temporales, espacios exteriores y los pequeños actos de construcción doméstica que pasan bajo el radar del planeamiento oficial de los municipios (BldgBlog).

El libro no sólo estudia todas esas extensiones sino que propone lo que Santiago Cirugeda ha llamado “Recetas Urbanas“. Propuestas creativas que, estando dentro de la legalidad, la pervierten para resolver necesidades no previstas por ella. Hacen lo que en literatura se llama signifyin’. En ambos casos, la resignificación va más allá de la anécdota y se convierte en una nueva forma de trabajar en la construcción del entorno. Con sus heurísticas particulares:

Knight junto con Cristina Monteiro han seguido evolucionando en su trabajo con la normativa de los municipios del Reino Unido. En un formato que comienza “académico” pero va tomando forma poco a poco de herramienta práctica colectiva: un repositorio popular, generado por los usuarios, de información sobre planeamiento en el Reino Unido. Dicen que quieren convertirse en referente de la divulgación de conocimiento experto sobre el tema. Veremos cómo evoluciona el trabajo, pero parece claro el giro hacia hacer operativas de forma colectiva esos primeros resquicios legales y recetas creativas.

Arquitecturas_colectivasEste trabajo tiene muchas cosas en común con el de Cirugeda. Por ejemplo, ambos usan exposiciones y universidades como excusa o financiación para avanzar en las herramientas y desarrollar nuevas propuestas. Sin embargo, el formato de cirugeda siempre ha sido más guerrillero. En lugar de tratar la normativa en abstracto y con casos anónimos, resuelve casos concretos y normalmente lo hace para colectivos. De forma que ha detonado la formación de una comunidad de práctica, Arquitecturas Colectivas, en la que sus recetas, y muchas más se aplican, se debaten y se rehacen según las circunstancias.

Dos formas de pasar a convertir el resquicio legal en una nueva forma de relacionarse colectivamente con la norma.

Del bricoleur al margen a la empresa p2p

El año pasado escribía sobre la forma de relacionarse con la regulación que propone Chris Anderson y utiliza en su empresa de drones 3DRobotics y en la comunidad DIYDrones:diy-drones

  • El open-source rompe las ventajas regulatorias. Como los permisos para vuelos de pruebas que si eres amateur no necesitas.
  • Los problemas de responsabilidad desaparecen. Si vas a comercializar productos para el usuario final necesitas una serie de certificaciones de las que estás exento si vendes a bricoleurs.

El open-source es como la carta “salir de la cárcel sin pagar” del Monopoly para las barreras de entrada que hasta ahora han frenado la innovación. Por eso, las grandes industrias militares aman la regulación. Cuantas más reglas, mejor, porque tienen un ejército de abogados

Tanto esta forma de relacionarse con las normas de la anterior supone conocerlas muy bien. La diferencia está en que aquí se intentan vender productos, hacer empresas, y en los casos anteriores se comienza trabajando en el limbo legal del arte o la investigación para terminar trabajando con administraciones de una forma u otra. En este caso se intenta evitar tener que hacerlo, y para ello también se busca un limbo y precisamente es la comunidad de bricoleurs apasionados de una actividad la que lo crea. Pues entre ellos sí pueden venderse partes, entre otras ventajas. Claro, el tipo de negocio y empresa es totalmente distinta a una convencional.

De la desobediencia a la colaboración

desobediencia_urbanisticaVolvemos al trabajo de Cirugeda para explorar otras formas de enredarse con la normativa.

En su receta para una vivienda ilegal en la azotea explica minuciosamente todo el proceso para que otras personas también puedan construir sus viviendas ilegales. A diferencia de los proyectos dobles ocultos que se realizan para poder pasar una inspección (la fachada de la vivienda TSM3 de Carlos Arroyo es un buen ejemplo), este proyecto es enteramente ilegal y así se explica. Sin embargo, como explica Cirugeda al final del texto, el objetivo de su construcción va más allá de la necesidad de vivienda de Pepe. Autodenunciarse es parte del proceso. En la denuncia se acompaña de una crítica al planeamiento actual en el Casco Antiguo en que se sitúa la vivienda y los efectos gentrificadores de un Plan Urban Europeo para el que también se propone la propia vivienda como alternativa:

El texto explicaba los motivos que habían llevado a tomar esta decisión y la paradoja que suponía que un ciudadano tuviera que recurrir a una construcción ilegal para poder seguir viviendo en su “entorno idóneo” (como dice la Constitución). También incluía una renuncia a la consolidación de la vivienda, puesto que había sido construida para cubrir una necesidad temporal, sin ánimo de crear una nueva propiedad privada. El texto quería evidenciar que el problema de la ciudad no es la construcción ilegal, sino las causas que conducen a adoptar este tipo de solución, y marcar la diferencia entre la necesidad y el ánimo de lucro. La denuncia y las fotos se enviaron a la Gerencia de Urbanismo para dejar constancia de la situación. Se remitió también una copia a la prensa local, que al publicarse generó un debate acerca del precio de la vivienda y de cómo las construcciones temporales en las azoteas podrían ayudar a resolver este problema.

Oregon-RegulationsLa desobediencia civil, cuando es verdaderamente crítica, nos obliga a conocer tan bien la norma que podemos cmenzar a modificarla.

Es también el caso de ReCode Oregon. Su fundadora estaba montando una granja comunitaria que demostrara las posibilidades de la sostenibilidad en Portland. Conforme empezaron a construir se dieron cuenta que determinadas prácticas eran ilegales. Como el reuso de aguas grises para fertilizar sus huertos. Entonces formaron ReCode para legalizar esas prácticas en lugar de simplemente buscar una variante para su terreno. Su primera campaña fue para legalizar el reuso de las aguas grises. Pero también hacen un trabajo estupendo de divulgación comprensiva de las normas. Una ojeada a sus gráficos nos da la idea de todo el entramado legal que se esconde tras el agua.

El lobby, ciudadanos y expertos influyendo en la norma

En ReCode Oregon también se dedican a hacer tournés por su Estado explicando lo relacionado con estos sistemas y haciendo hincapié en todo lo que se podría conseguir cambiando la normativa. De construir ilegalmente han pasado a ser un lobby o grupo de presión. Me gusta la palabra en inglés porque es una especie de doble metonimia que cambia el lugar donde se practica por lo que se produce y eso por la gente que lo hace. Aunque cabildear no se queda atrás… Hacer lobby es intentar influir en los políticos y legisladores más activamente que lo que permite el voto en las elecciones. Informarles a ellos y a la opinión pública con conocimiento experto que tenemos por la experiencia como ciudadano afectado o como profesional.

Lo que suele caracterizar al lobby frente a las anteriores es que tiene una relación estrecha tanto con la administración como con la industria. Por ello, es normal que la palabra a veces tenga un significado negativo por lo delicado del objetivo.

El problema está en la capacidad de interlocución. En el desarrollo de las burocracias, como hemos visto antes el acceso ha estado a veces restringido a los “amigotes”. Actualmente, con las tecnologías de información, la capacidad de interlocución se democratiza, si saben usarse de forma inteligente, claro. También hay cada vez más acceso a las malas prácticas de cabildeo. Sirvan wikileaks, Snowden u otros casos similares para mostrar cómo es mejor contar cómo tú estás haciendo lobby sanamente que que te pillen ejerciendo presión ilícita.

Quizá por ello, incluso en Europa, nos vamos familizarizando con los lobbys ciudadanos y profesionales. Por ejemplo, en la construcción están apareciendo últimamente muchos de ellos, como el GBCe, ASA, e incluso cada vez más los colegios profesionales, todos explican abiertamente sus actividades como lobby

Por ejemplo, el caso del estudio de Felipe Pich, presidente del GBCe, me parece paradigmático, ellos trabajan en estrecha relación con la industria, desarrollando productos, protocolos y sistemas nuevos más sostenible que, en muchas ocasiones, desafían lo que la normativa existente permite hacer. Es por eso que se hace necesario hacer lobby para modificarlas y no hay mejor manera de hacerlo que explicar tu práctica como parte de una preocupación colectiva.

slide3-divisidero-parkletEso es lo que hace el estudio de San Francisco Rebar, promotor original de los parklets. Lo que comenzó como una acción casi artística se ha internacionalizado y convertido en una institución en SF cuyos mecanismos utilizan desde los comerciantes, ávidos por espacio de terraza, hasta las empresas dedicadas a la urbanización y el transporte como forma de hacer más atractivos los vecindarios. La administración por su parte ha tomado esta práctica como una de las tipologías de ocupación de vía pública.

Todas las formas de relacionarse con la norma que hemos visto tienen algo de cabildeo. Lo que cambia es el cómo y el quién. La heurística que puede ir tomando forma, una semana más, con nuestras relaciones con la norma.